Mente y creencias

“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto” 

Henry Ford

cerebro

Desde las perspectivas de la neurociencia y del coaching, alcanzar nuestros objetivos –en la mayoría de los casos- depende mucho más de la actitud mental que de la propia capacidad.

En el programa EnComunicación de esta semana hablamos de las creencias y cómo funciona nuestra mente en la percepción de la realidad.

Lo primero a definir es ¿qué es una creencia? Según el diccionario de la RAE, las dos primeras definiciones corresponden a:

  • Firme asentimiento o conformidad con algo
  • Completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos

El enfoque de coaching señala que una creencia es una afirmación subjetiva que damos por cierta. No nos planteamos si es  verdad o no.

Estas ideas son el resultado de nuestras vivencias personales y/o colectivas según la cultura y la familia donde hayamos nacido o sido educados. Estas creencias quedan almacenadas en nuestra memoria consciente e inconsciente, y algunas de ellas pueden llegar a ser muy potentes.

Si observamos esto desde la neurociencia, encontramos que nuestros bancos de memoria se componen de redes neuronales que funcionan como un sistema de alertas. Nos “dicen” a qué acercarnos y de qué alejarnos. Serían el placer, entendido como acercamiento a algo, y el dolor, como huida de algo o agresión a algo.  Estas dos “fuerzas” determinan nuestro modo de ver la realidad.

El cerebro está preparado para hacer predicciones y considerarlas correctas, es una acción inmediata y permite reacciones instantáneas, entre ellas asegurar la supervivencia, en caso de sufrir un accidente, y acercarnos o alejarnos de algo en nuestra vida que nos produce felicidad o dolor. Pueden ser los hijos, la pareja, el trabajo, las amistades…..

En base a esto, las creencias producen certeza y en función de ellas vemos el mundo y hacemos en nuestro entorno.

Por ejemplo, si nuestros antepasados prehistóricos se hubieran detenido a pensar si un animal salvaje les podía o no atacar, la especie humana seguro que habría acabado pronto. De ahí que la certeza sea un elemento esencial para nuestra supervivencia: mejor huir de un eventual peligro que dudar de su potencial beneficio o perjuicio.

Siempre la tendencia de “huida” ante lo incierto y lo nuevo está en nuestra mente porque nos ayuda a evitar inconvenientes. De ahí que para conseguir nuestros objetivos tengamos que considerar esta situación y afrontarla. Si no es así,  siempre encontraremos “excusas” para no hacer algo.

Aquí es donde actúan lo que se denomina científicamente “cerebro reptiliano” y “cerebro mamífero”,  – los que tenemos en común con las demás especies animales-  haciendo que nos alejemos del “dolor”, entendido como esfuerzo cercano.

Por eso, salir de la zona de confort, hacer algo nuevo, siempre cuesta y a veces no sale bien desde el principio. Pero, gracias a la corteza cerebral con los lóbulos prefrontales –el lado racional de nuestro cerebro- logramos superar las dificultades para conseguir un “placer” futuro y lejano en el tiempo: nuestros objetivos.

Como es habitual también puede escucharse en el Canal de Ivoox http://encomunicacion.ivoox.com y en el Podcast de iTunes poniendo “encomunicacion” o descargarte el audio completo.

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