Seguimos caminando por el mundo de las emociones básicas y en el programa de enComunicación de esta semana hemos hablado de la tristeza.
Mario Alonso Puig en su libro “Vivir es un asunto urgente” señala que las emociones que más vergüenza nos da expresar son el miedo y la tristeza. Especialmente comenta que cuando no se expresan bien pueden ser transmutadas en resentimiento.
Los hechos que causan tristeza podríamos centrarlos en que:
- Algo malo nos pasó, dejando atrás una fuerte sensación de fracaso
- Algo o alguien querido se perdió: una persona, una relación, un trabajo, …..
- Se cerró una posibilidad de hacer algo o de estar con alguien,se perdió la ilusión
- O bien finalizó un ciclo vital, ya sea personal o profesional
La tristeza se expresa corporalmente con:
- Mirada hacia abajo, boca con rictus descendente
- Los hombros se encogen, el cuerpo se “siente” pesado
- En ocasiones cuesta trabajo respirar
- El tono y el volumen de la voz son bajos
- Puede aparecer el llanto o algunas lágrimas
- En general, tenemos baja energía y nuestros movimientos son lentos
¿De qué manera podemos soltar la tristeza?
La tristeza, -a diferencia de otras emociones como el enojo y la alegría que “desbordan” por salir-, supone introspección. La atención se enfoca hacia el interior de uno mismo.
- El ánimo está bajo y no hay interés ni se quiere salir al exterior
- Se busca el silencio
- Se llora
- Se busca consuelo en algo o en alguien que nos pueda escuchar y comprender
- Se ven dificultades en todo lo que hacemos y nos rodea
- Los comentarios pueden tener un tono pesimista y resignado
Desde la perspectiva del coaching, en la tristeza se hace necesario “vivir el período de duelo” para aceptar la pérdida que se ha producido. Es un final de ciclo, de algo o de alguien que requiere esos momentos de soledad y de introspección profundas.
Entender racionalmente cómo se siente y se expresa la tristeza, puede evitarnos que caigamos en un declive descendente hacia la depresión, de la que es mucho más difícil salir y requiere una ayuda externa médica muy cualificada y prolongada.
Una vez que hemos aceptado la pérdida o que hemos aprendido del error, según sea el origen de la tristeza, podremos afrontar otras estrategias para recuperar el ánimo y el pensamiento positivo, como retomar actividades que nos hagan sentir bien de forma progresiva: pasear, hacer ejercicio suave, contemplar paisajes de la Naturaleza, escuchar música, leer libros, conversar con alguien de confianza,….cada persona sabrá qué es lo mejor en esos momentos.
Cuando se ha superado el “duelo” que lleva la tristeza, habremos descubierto:
- Recursos dentro de nosotros mismos
- Todo aquello, las personas que tenemos a nuestro alrededor y que son esenciales para mantenernos “a flote”, para recuperar la confianza y la alegría.
- Nuevos horizontes de perspectiva para la acción
Hoy quiero cerrar este post con una frase muy especial del poeta Khalil Gibran:
“Aunque la tormenta sea muy larga, el Sol siempre volverá a brillar entre las nubes”
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