Cuando llega el huracán del cambio

Imagen NASA
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La vida no es siempre estática ni tranquila. A lo largo de nuestra existencia, viviremos épocas de estabilidad y atravesaremos otras donde las condiciones exteriores serán muy adversas, con símiles meteorológicos de lluvia, viento…y hasta huracanes y tsunamis.

Estos vaivenes o “turbulencias” las sufriremos no sólo como personas, también como colectivos, en las organizaciones e incluso en los países…

Momentos de gran confusión e incertidumbre. Algunos serán cambios inesperados, otros previsibles, pero no deseados, (rupturas, enfermedad, fallecimientos, despidos, fusiones, quiebra….).

Llega el “huracán” del cambio y se lleva parte de lo que ha sido nuestra vida hasta el momento. Nos desaloja sin piedad ni contemplaciones de nuestra llamada zona de confort.

 

¿Cómo entender y asumir un cambio de estas características?

Primero, comprendiendo cómo funciona el proceso que tenemos por delante.

Es decir, racionalizando, dentro de lo que se pueda en esos momentos de fuerte intensidad emocional, cómo va a ser el camino que tendremos por delante para saber vivir las emociones que aparecerán en cada una de esas etapas.

Después prepararnos para saber cómo actuar y aceptar cada situación que sobrevendrá, superándola todo lo mejor que sea posible.

Imagen de Alexas Fotos
Imagen de Alexas Fotos

Por ello quiero compartir con los oyentes el modelo de las cinco etapas del duelo  desarrollado por la psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross, que luego fue adaptado también al ámbito de las organizaciones por Dennis Jaffe y Cinthia Scott para tratar la gestión del cambio.

Estas etapas son: Negación, Frustración, Depresión, Exploración y Aceptación

En esta ocasión hablaré de las tres primeras, las más difíciles de enfrentar, sin duda.

Empezaremos por la Negación que supone una estrategia de defensa frente al cambio. Se piensa que ignorar el cambio lo hará desaparecer. Miramos hacia otro lado, hacia el pasado y el recuerdo de un tiempo mejor. Se culpa de la situación a otros, a las circunstancias, al destino. Y se busca la rutina como una forma de agarrarse a algo “seguro”.

Tenemos que aceptar este primer golpe del cambio y entenderlo como tal, con todo el cúmulo de emociones de tristeza, apatía, rabia y miedo que nos provoque. Vivirlo y aceptarlo así como es, con toda la dificultad que trae, para poder pasar a la siguiente fase.

Entramos en la Frustración cuando ya hemos reconocido que el cambio ha entrado en nuestras vidas, en la organización. Asumimos una actitud agresiva y defensiva ante el miedo al futuro. Nos invade una sensación de pérdida de poder, relaciones, estabilidad.

La negatividad y las quejas son constantes, apareciendo el victimismo y la resistencia al cambio en forma de apatía, unas veces, y de agresividad e ironía, otras.

Es importante entender esta etapa y estas emociones como el límite que marcamos de nuestra posición para no “perder” más. Pero cuando el malestar y el desgaste son grandes, hay que desprenderse de ellas, “soltarlas” de la manera más adecuada posible, antes que esas emociones nos dañen.

A veces, de la frustración –si no la sabemos afrontar bien- podemos pasar a la Depresión, a tocar fondo, al bloqueo y a la parálisis emocional. Se necesitarán grandes dosis de fortaleza interior e, incluso, de ayuda exterior para superar esta fase.

No podemos quedarnos mucho tiempo en la frustración ni en la depresión. Es lo peor que puede suceder por las consecuencias físicas y emocionales tan serias que conllevan ambas etapas, las más difíciles de todo este proceso.

Pero esto no termina aquí, con esta “fotografía” de una catástrofe, donde quedan las imágenes de lo que se llevó el huracán del cambio….

¿La buena noticia?

Atravesaremos otras etapas que nos llevarán a encontrar nuevas opciones y mejores alternativas y formas de ver y vivir.

En definitiva, a pasar de la adversidad a la oportunidad.

Éste será el tema del próximo post

 

 

¿Cómo recuperar la autoestima?

Imagen de Catherine McMahon
Imagen de Catherine McMahon

La autoestima fue el tema de la semana en Coaching para ti. Ese aspecto de nuestra personalidad que alerta ante las circunstancias adversas y la acción desconsiderada de terceras personas en su intento de vulnerar nuestros límites y decisiones.

En el programa anterior de enComunicacion hablamos de la importancia de establecer límites. En estos últimos días he escuchado varios comentarios sobre situaciones difíciles que atraviesan algunas personas en el ámbito laboral.

En todos los casos detecté un denominador común:  la valoración que tenían de sí mismas estaba siendo afectada y seriamente deteriorada por terceras personas, con el consecuente desánimo y pérdida de la ilusión que tenían por esa actividad o trabajo, además de malestar emocional y físico.

Por eso, es importante recuperar la autoestima, entendida como el valor que cada persona se otorga a sí misma según sean los pensamientos, sentimientos y experiencias sobre ella misma.

Este valor está muy ligado a la imagen propia que tenemos de nosotros mismos y a la aceptación de nuestras virtudes y defectos.

La “cotización” de este valor no se mantiene continua en el tiempo, sino que a veces fluctúa al alza o a la baja por condicionantes externos que afectan a la persona alterando a veces el concepto que tiene de sí misma.

Es importante conocer tres aspectos importantes que influyen en la autoestima:

  • los pensamientos, tanto los que impulsan como los que frenan o “intoxican” nuestra mente. No es lo mismo que nos digamos a nosotros mismos “soy capaz de hacerlo” que decirnos “es imposible, esto no lo puedo hacer”.
  • los valores que la persona tiene sobre quién es, qué habilidades y recursos tiene. Se trata de reflexionar sobre nuestros puntos fuertes y débiles, así como el entorno donde estamos.
  • las experiencias pasadas y presentes que le han conducido a la situación actual. Analizar qué ha sucedido o sucede en ese aspecto de nuestra vida o en otros que han afectado negativamente nuestra autoestima. Esto es muy importante. Es posible que nos encontremos con situaciones repetidas en donde cambian algunos personajes, pero el tema de fondo es el mismo.

Si notamos que estamos bajos de autoestima, ¿qué podemos hacer para recuperarla?

  • Saber cómo hemos llegado a ser lo que somos. Supone evaluarnos de la forma más objetiva posible sin fustigarnos, pero tampoco caer en la benevolencia. Tener en cuenta lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer para llegar a donde estamos ahora.
  • Identificar qué está alterando nuestra estabilidad emocional.
  • Tener la disposición total y absoluta de cambiar lo que nos perjudica, a pesar del esfuerzo, el dolor y otras posibles consecuencias
  • Invertir la forma de pensar. Cambiar el modo de pensar negativo a otro más positivo
  • No hacer generalizaciones sobre las malas experiencias que hayamos podido vivir, sino buscar respuestas sobre lo que hayamos aprendido.
  • Hacer una lista de los éxitos que hemos conseguido en todos los aspectos de nuestra vida
  • Evitar las comparaciones con los demás. Cada uno tiene su propio camino y forma de llevar su vida. Nadie es inferior ni superior a los demás. Cada persona destaca en unas cosas más que en otras.
  • Aceptarnos como somos y con todo lo valioso que tenemos como personas.

Todo esto nos motivará, nos hará sentirnos satisfechos con nosotros mismos, a encontrar fuerzas para seguir adelante, a superar dificultades…en definitiva y una vez más, a ser responsables y protagonistas de nuestra vida.