Balance vital del año
Estamos a punto de cerrar 2018 y en la sección Píldoras de Inspiración del programa enComunicación hablamos de cómo hacer el Balance vital del año.
En esta época es muy normal hacer un repaso de lo que hemos vivido. Las personas que nos han acompañado y las que se han marchado, los pasos que hemos dado en nuestro crecimiento personal y profesional, los sueños que se han cumplido, …y también lo que no hemos podido lograr y las lecciones que hemos aprendido de nuestros propios errores.
Como si se tratara de un Balance financiero, abrimos las cuentas del Activo y del Pasivo de lo que ha sido nuestra vida en este año para responder a preguntas esenciales y colocar nuestras respuestas en uno u otro lado. Así, sabremos de manera muy gráfica qué energía nos impulsa hacia adelante y qué opciones tenemos que superar.
Propongo realizar este balance vital en cuatro niveles de profundidad.
En el plano material y físico:
- ¿Cómo es nuestra salud? ¿Cómo la cuidamos? ¿De qué manera nos nutrimos y vivimos una vida sana?
- ¿Cómo está nuestra casa? ¿Vivimos en una situación cómoda? ¿Cómo mantenemos nuestro espacio vital en ella?
- ¿Cómo están nuestras finanzas? ¿Qué situación económica tenemos? ¿Cómo administramos nuestras entradas y salidas de dinero?
- ¿Y nuestro trabajo? ¿Es todo lo agradable que nos gustaría o podríamos cambiar a algo mejor? En el caso de no tenerlo, ¿Cómo podemos acceder a un empleo o crear el nuestro propio?
Pasamos de lo tangible a lo intangible ahora con el plano emocional:
- ¿Cómo están nuestras relaciones?
- ¿En qué entorno familiar vivimos ¿Cómo nos sentimos con nuestros padres, parejas, hijos, hermanos…?
- ¿Cómo son nuestras amistades? ¿podemos contar con ellas en momentos que necesitamos escucha y apoyo?
- ¿Cómo es nuestra relación con los colegas de trabajo?
En el plano mental:
- ¿Qué hemos aprendido o qué necesitamos aprender para estar al día en nuestra profesión o en nuestras aficiones?
- ¿Nos hemos “reciclado” en aprendizajes técnicos?
- ¿Hemos viajado a algún país distinto al nuestro? ¿qué hemos vivido y aprendido allí en comparación objetiva con nuestro entorno geográfico habitual?
Por último, en el plano espiritual o más trascendente:
- ¿Hemos sido altruistas con los demás? ¿Hemos colaborado como voluntarios con alguna iniciativa solidaria?
- ¿Hemos ayudado a personas cercanas o no tan cercanas a la hora de escuchar sus problemas o de animarlas u orientarlas en algún aspecto práctico?
- ¿En qué medida hemos vivido experiencias trascendentes o de desarrollo personal en el año?
- ¿Nos hemos conectado con nosotros mismos a través de la meditación, de la contemplación de la Naturaleza o de alguna actividad creativa?
Con esta “auditoría interna” podremos evaluar aciertos y frustraciones que hemos tenido en las diferentes áreas de nuestra vida. Nuestro objetivo es disfrutar de una vida plena y feliz. Y, para alcanzar la felicidad, primero tenemos que identificar los obstáculos que se interponen en el camino, solucionarlos en la medida que sea posible y centrarnos en los aspectos positivos para vivirlos en plenitud, potenciando nuestro optimismo y autoestima.
Feliz Navidad
Educar para la vida
En Píldoras de Inspiración del programa enComunicación hablamos de la celebración del Día del Maestro el pasado 27 de noviembre. Desde este blog quiero agradecer a aquellas maestras y profesora/es que tuvieron un importante papel en mi vida, me impulsaron a aprender y desarrollarme como persona.
Y de la labor tan importante que realizan los maestros quiero destacar el caso de César Bona, reconocido hace tres años como uno de los finalistas del prestigioso Global Teacher Prize. Es uno de los maestros referentes de España por su carácter innovador y comprometido que ha inspirado a sus alumnos y a la comunidad, por sus libros y sus conferencias.
Le he visto en algunas entrevistas muy interesantes. Por eso quiero compartir varios mensajes relevantes.
El primero de todos. Bona considera que un maestro es “la persona que inspira para la vida”
Coincido plenamente con él por la visión actual que tengo de algunas de mis maestras del colegio de EGB de entonces. Estoy segura de que todos recordaremos algún maestro que nos haya dejado buenos recuerdos en nuestro paso por la escuela. Hasta puede que lo que nos enseñó nos haya servido en algún momento importante de nuestra vida.
Aquí yo también diferencio la palabra “maestro” de la palabra “profesor”. Me resulta mucho más cercano el maestro porque el recuerdo es de mi infancia y seguirán siéndolo a pesar del paso del tiempo. En cambio, la palabra profesor adquiere otra connotación distinta en niveles superiores de educación y puede suponer una cierta lejanía humana respecto de la figura del maestro.
Otra idea interesante de César Bona es que conjuga tres aspectos imprescindibles: educación, sociedad y vida. Menciona una frase muy significativa “La escuela es el mejor lugar para ayudar a las familias a educar a los niños”
La familia es, sin duda alguna, el primer órgano educativo que tenemos desde nuestro nacimiento. Ahí es donde se colocan los cimientos de nuestra educación personal, social y en valores. Después, vamos a la escuela a aprender más conocimientos y reforzar los valores en la convivencia.
Por eso es tan importante que familia y escuela trabajen en equipo. La finalidad de ambas debería ser Educar para la vida.
Además, comparto con César que ser maestro es un gran privilegio y una gran responsabilidad. “Ser”, ese es el matiz para mí más relevante en la educación. Hay muy buenos maestros que sienten vocación y son auténticos profesionales en su día a día. Y les tenemos que reconocer el importante esfuerzo y trabajo que hacen para la sociedad siempre, no sólo en el Día del Maestro –o el Día Internacional del Profesor según la mención de Naciones Unidas-.
Para finalizar, uno de los muchos mensajes inspiradores de César Bona, “debemos mirar cada uno dentro de nosotros mismos para dar todo lo mejor que llevamos y transmitirlo a los niños. De esta manera, los niños también responderán con todo lo mejor de sí mismos y esto se transmitirá a la sociedad”
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