Navegar con la certeza de la incertidumbre

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Desde que la especie humana empezó a habitar en la Tierra tuvo que enfrentarse a constantes peligros y desafíos que ponían en riesgo su supervivencia. La incertidumbre para nuestros ancestros era tan cotidiana que seguramente no se preocuparían. Supongo que su máxima necesidad era protegerse de las inclemencias del tiempo, los ataques de los animales y garantizar el sustento para la tribu, entre otros aspectos esenciales.

Su objetivo principal era la supervivencia. Si no hubiera sido así, no estaríamos aquí.

Así iniciaba la ponencia “Navegar con la certeza de la incertidumbre” que presenté en el evento JobDay organizado por la Cámara de Comercio de Quito, EUDE Business School  y Windup School.

A medida que se producía la evolución de la especie y el desarrollo de utensilios y herramientas que facilitaban la vida y el trabajo, se consiguieron importantes logros para el bienestar y la prolongación de la vida humana.

No sólo eso, se llegó a la Luna, los viajes al espacio son continuos, se investigó el centro de la Tierra a través de los avances de la minería, se exploraron profundidades marinas con todo el desarrollo de tecnología y recursos necesarios.

Desde luego que hemos conseguido superar enormes e interesantes desafíos como Humanidad y también como individuos. En todos estos retos hemos asumido la “certeza” de tener que enfrentarnos a la incertidumbre para superar graves riesgos y problemas.

Pero no sólo en ese aspecto, si contemplamos actividades esenciales como la agricultura y la pesca, los hombres y mujeres que trabajan en estas áreas manejan la incertidumbre de forma frecuente. Por mucho que dispongan de información y recursos para su labor, siempre cuentan con la incertidumbre e incógnitas de las fuerzas de la Naturaleza que obrarán a favor o en contra de lo esperado.

Hemos vivido bajo la ilusión de la certeza, del control sobre las situaciones…pero la pandemia ocasionada por el coronavirus nos ha puesto delante nuestra fragilidad y vulnerabilidad como especie, poniendo en peligro nuestra vida y la de nuestros allegados. Ha alterado la vida, el trabajo, el orden y también la economía mundial como no se conocía desde las Guerras Mundiales del siglo pasado.

Estamos viviendo tiempos globales muy complejos en todas las áreas y seguimos aún con muchas incógnitas por resolver, entre ellas, cómo superar esta crisis con éxito y con el menor coste posible en vidas humanas y recursos económicos.

Sólo tenemos la certeza del tiempo presente. De cara al futuro y la proyección que hagamos de él, únicamente cabe apoyarse en la fe y la esperanza que todo esto pasará igual que ha sucedido en otras situaciones dramáticas en la historia de la Humanidad.

Sin duda alguna, con el tiempo, con responsabilidad, esfuerzo común, inteligencia colaborativa y medios superaremos este desafío mundial.

Volveremos a ver el sol en el horizonte y seguiremos navegando con la certeza de las nuevas incertidumbres que nos presente la vida.

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Imágenes de Torsten Dederich en Unsplash, ponencia “Navegar con la certeza de la incertidumbre” en JobDay y de Ajax.googleapis.com

Entrenar el carácter


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En la pasada Píldora de Inspiración comentamos que desde hace años numerosas corrientes de la educación y del pensamiento están alertando de que vivimos en una sociedad “blanda”. Determinadas actitudes como la sobreprotección a los hijos, el victimismo, el autoengaño y la homologación del conocimiento y del rendimiento por el nivel más bajo, por poner sólo algunos ejemplos, reflejan que algo no está funcionando bien en nuestra sociedad.

En esta especie de infancia o adolescencia mimada continua –a pesar de la edad cronológica de la persona- sólo crece la baja autoestima, el sufrimiento y el egoísmo. Cualidades poco favorables para afrontar una época de cambio o un cambio de época. Independientemente de cómo lo llamemos, lo que sin duda estamos viendo es que la velocidad del cambio es cada vez mayor y quien no lo afronte con decisión y coraje, quien no se prepare adecuadamente y no se adapte puede quedar fuera.

Durante una conferencia que impartí sobre neuroliderazgo, uno de los asistentes me preguntó cómo podía entrenar la resiliencia. Respondí haciendo una comparación con cualquier tipo de entrenamiento físico. La única manera de conseguir buenos resultados en el fitness es enfrentarnos a la realidad y practicar, practicar, practicar una y otra vez añadiendo dificultades en número de repeticiones o sucesión de varios ejercicios concatenados, por ejemplo. Con ello robustecemos determinados músculos o ganamos en flexibilidad.

Para entrenar la resiliencia los libros de autoayuda, las charlas motivacionales, las terapias u otras técnicas similares están bien, pero sirven relativamente de poco. Contribuyen, sin duda alguna, para calmar la ansiedad o la frustración o el agobio… Pero la realidad con sus circunstancias sigue estando delante y hay que afrontarla por uno mismo, sin más.

No hay escapatoria. Tenemos que pasar por el ojo de la tormenta y padecerla…..

En mi experiencia, tanto propia como profesional entrenando la calidad de las personas, he comprobado que los mayores aprendizajes y los que más huella dejan en nuestro carácter fueron producto de las dificultades y frustraciones que hemos tenido que superar en cada momento de nuestra vida para seguir adelante.

Leí hace unos días una entrevista a Pilar Gómez Acebo, a quien valoro mucho, donde decía que no estamos preparados para recibir un “no”, que hemos atrofiado la resiliencia porque es un músculo que no usamos. Y esto lleva a que el nivel de autoestima general sea muy bajo en España –los últimos de Europa según comentaba Pilar.

De la baja autoestima viene el autoengaño. No querer ver la realidad tal como es induce a una frustración continua y de ahí a la depresión….poco camino queda. Es alarmante el consumo de antidepresivos que se ha triplicado en la última década en España. Estos medicamentos sólo aplacan los síntomas, pero no son la solución.

Parece que tenemos una “solución mágica” dando mensajes positivos constantemente.  De nada sirve camuflar ni negar las circunstancias. Más tarde o más temprano la vida nos presenta con toda crudeza lo que tenemos que afrontar y en esos momentos hay que tener confianza en que seremos capaces de superar los retos.

En esta línea de pensamiento se mantiene Toni Nadal, quien en una charla TED sobre el valor del esfuerzo, contaba que a su sobrino le decía las cosas tal cual eran. Le evitaba el autoengaño para prepararse mental y técnicamente ante unas circunstancias que la realidad le mostraría sí o sí, aunque a ellos no les gustara.

Su labor con Rafa Nadal, como él dice, no era el aspecto técnico, sino entrenarle el carácter. ¿Cómo?

  • Aceptando la realidad por difícil que fuera para buscar soluciones,
  • Evitando el autoengaño
  • Eliminando las justificaciones y quejas
  • Entrenando en las peores condiciones
  • Fortaleciendo el carácter para mejorar la capacidad de aguante
  • Entrenando con perseverancia, esfuerzo y disciplina.

Sin duda alguna parece que lo hizo muy bien, ¿verdad?

¿Cómo superar la adversidad sin morir en el intento?

Imagen de Makunin
Imagen de Makunin

Algunas circunstancias, propias o ajenas, nos ponen en situaciones límite y abren dos caminos ante nosotros: “tirar la toalla” y fracasar o seguir adelante contra viento y marea y adaptarnos a ese cambio. De este último hablamos en la sección Coaching para ti del programa enComunicación.

El diccionario de la RAE define “resiliencia” como

  1. capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
  2. capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido

Expertos psicólogos y neurólogos aconsejan trabajar esta habilidad desde la infancia. Educar para la superación de adversidades y la frustración supone también convertirnos en personas con mayor fortaleza emocional.

Alejandro De Barbieri, psicólogo uruguayo y autor del libro «Educar sin culpa», afirma que los padres intentan educar evitando la frustración de sus hijos. Les produce miedo decir No en contraposición a nuestros abuelos donde no existía el estado general de bienestar que tenemos hoy en día.

Barbieri cita a Fernando Savater cuando afirma que «Un papá que siempre dice que si a todo, (por la culpa), deja a su hijo vulnerable y frágil, porque la vida le va a decir que no muchas veces y debe poder hospedar ese dolor».  Prescindir del aprendizaje que produce dolor, también suponer perder las vivencias de felicidad.

En línea similar está Giles Lipovestky. Este autor francés, al presentar su libro “De la ligereza”, comentaba los altos índices de depresión y estrés que estamos viviendo actualmente a causa de una educación blanda, ligera, en comparación a la educación recibida en las sociedades tradicionales y antiguas donde se preparaba para vivir un mundo difícil.

La capacidad de resiliencia supone considerar en primer lugar la defensa y protección. Después se trata de buscar el equilibrio que enfrenta a la tensión. Estos pasos nos llevarán al compromiso y al desafío; a la superación y actitud positiva de la persona; a la responsabilidad y creatividad para superar la adversidad.

¿Cómo podemos ser más resilientes?

  • Asumiendo el cambio como parte de la vida.
  • Aceptando con serenidad las circunstancias que no podemos cambiar
  • Siendo conscientes de nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades.
  • Afrontando los problemas de frente y con decisión
  • Buscando ayuda de los demás, ya sean familiares, amistades u otras personas importantes de referencia
  • Confiando en nosotros mismos desde una perspectiva optimista. Esto ayudará a resolver los problemas que aparezcan
  • Planteándonos metas realistas y teniendo fuerza de voluntad para conseguirlas

En definitiva, a través de la resiliencia descubriremos el tesoro interno del coraje que desconocíamos tener hasta ese momento.