Seguimos avanzando en la sexta temporada de enComunicación y en la sección de Coaching para ti hemos hablado de cómo definir los objetivos de manera muy concreta desde la perspectiva de coaching.
Lo primero que tenemos que distinguir es qué queremos conseguir a medio o largo plazo. Se trata del objetivo final.
Por otro lado, tendremos que considerar qué objetivos a corto plazo o escalones subiremos para llegar a la meta.
El compromiso con este tipo de objetivos es mucho más fácil puesto que son situaciones más próximas a nuestro control y responsabilidad.
Esto no siempre sucede con el objetivo final. A veces no depende sólo de nosotros mismos, por más que nos esforcemos, sino de otras personas y/o circunstancias que pueden influir en los resultados.
¿Cómo lo vamos a hacer?
Lo primero se trata de saber el objetivo que la persona desea lograr y preguntaremos “¿Qué quieres conseguir en esta sesión?” para enfocar desde el primer momento el objetivo a corto plazo.
Es normal escuchar respuestas como: “encontrar pautas para hablar en público”, “organizar el plan de trabajo”, “sentir tranquilidad”…
Parecería sencillo, pero en muchas ocasiones no es fácil definir los objetivos con claridad, de forma concreta y en plazos de cumplimiento. Será necesario acudir a la referencia del célebre acrónimo SMART para concretar los objetivos de manera específica, medible, alcanzable, realista y oportuna.
Para hacernos una idea concreta de este proceso comparto un ejemplo extraído del libro “Coaching” de John Whitmore.
Joe, un director de cuentas en una agencia de publicidad, tiene problemas para adelgazar. Empezó a hacer ejercicio, pero se aburrió y buscó excusas. Poco tiempo después, tuvo lugar esta conversación de coaching:
Mike: Muy bien, Joe, ¿qué esperas de esta media hora?
Joe: Haberme fijado un plan para ponerme en forma
Mike: Vamos a pensar a largo plazo. ¿Por qué quieres ponerte en forma?
Joe: Me siento mal conmigo mismo y el trabajo se está resintiendo
Mike: De acuerdo, ¿qué cambio quieres lograr y en cuánto tiempo?
Joe: Me gustaría perder unos 7 kilos y en unos meses ser capaz no sólo de subir las escaleras y correr hacia el tren sin ahogarme, sino de disfrutar de salir a correr.
Mike: ¿Qué peso quieres alcanzar y para cuándo?
Joe: Quiero pesar 95 kilos a finales del verano. Eso supone adelgazar unos 7 kilos.
Mike: Podrías lograrlo dejando de comer, pero no estarías más en forma ¿Cómo mediremos la forma física?
Joe: Correré 32 kilómetros a la semana desde comienzos de septiembre
Mike: ¿A alguna velocidad concreta?
Joe: No, me basta con ser capaz de hacerlo. Sabré que lo estoy haciendo bien
Mike: Me da igual la velocidad que te marques, pero has de fijarte una.
Joe: De acuerdo, 6 minutos por kilómetro.
En este caso presentado por Whitmore, vemos cómo se ha delimitado un objetivo para la sesión –fijar un plan para ponerse en forma-, un objetivo a largo plazo –adelgazar 7 kilos– y un objetivo intermedio – correr 32 kilómetros a la semana a un promedio de 6 minutos por kilómetro-. Se trata de objetivos específicos, medibles, realistas y alcanzables, con plena responsabilidad sobre sus metas.
Esta es una situación muy concreta, por supuesto. En ocasiones, las situaciones están menos definidas y confusas porque se relacionan con el significado y el propósito de la vida.
En estos casos, tendremos que ir dando pasos con preguntas como:
“¿Cómo quieres que sea tu situación laboral en un año?”
“¿Cómo definirías de forma detallada esa situación que quieres conseguir en el trabajo?”
¡¿Qué es lo que te mueve a trabajar?”
“Si tu trabajo actual está muy lejos de lo que quisieras, ¿qué podrías hacer para cambiar la situación?”
Así habremos especificado nuestros objetivos de forma más clara y concreta para continuar con las siguientes fases del proceso de coaching.
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