La palabra “responsabilidad” viene del latín “respondere” que supone obligarse, comprometerse con algo o alguien. También responder ante un hecho por sus consecuencias y tomar decisiones son aspectos inherentes a la responsabilidad.
De este tema hablamos en la sección Coaching para ti en el programa enComunicación de EsRadio Valencia.
Lo que está aconteciendo en algunas personas, empresas, organizaciones, en España y en el mundo en general me hace pensar. Observo algunas tendencias en que es normal echar la culpa a los demás para no asumir los errores propios. Esta actitud supone dejar la responsabilidad fuera de nosotros mismos.
Algunos ejemplos de esto los tenemos en la información publicada estos últimos días sobre las consecuencias del referéndum Brexit.
Una noticia del diario El País decía que “Los jóvenes británicos se indignan ahora. Acusan a los mayores de haber traicionado su futuro. Su franja de edad apoyó masivamente seguir en la UE, pero la mayoría no acudió a votar.
La participación fue más alta en las zonas con media de edad más elevada y algunas encuestas señalan que más de la mitad de censados entre 18 y 24 años se abstuvieron, un porcentaje que la cadena Sky elevaba hasta el 64%, mientras los mayores de 45 años votaron masivamente”.
Otro titular del mismo diario utilizaba expresamente la palabra culpa “Cameron culpabiliza a Europa de la derrota en el referéndum británico”
Esto supone que la persona, la sociedad, las organizaciones, sean del tipo que sean, son “inocentes” y la culpa siempre está en el exterior, en el otro. De esta manera, la conciencia se justifica y tranquiliza por no hacer. Se asume la posición de “víctima” del destino, las circunstancias.
Ahora bien, desde la perspectiva de coaching, el cambio está en asumir que somos parte del problema o tenemos parte de responsabilidad en lo que sucede. Por tanto, también podemos ser la solución.
¿Cómo?
Asumiendo el poder sobre lo que está en nuestra mano hacer. Así, pasamos de ser “víctima” a ser “protagonista”.
Tomamos conciencia de nuestra responsabilidad sobre las decisiones y las acciones que realizamos. A partir de ahí, elegimos cómo llevar a cabo el objetivo propuesto sintiéndonos responsables de conseguirlo.
Eso es lo valioso, lo esencial del proceso de coaching porque es la persona quien toma la decisión por su propia voluntad y no es el/la coach quien resuelve el problema.
La responsabilidad supone tomar decisiones sobre opciones que se abren en el camino de la persona, la sociedad, las organizaciones. Se es libre para elegir qué actitud tomar ante las circunstancias que se presentan.
A partir de ahí, la palabra clave junto con responsabilidad es compromiso.
Y para finalizar este post quiero compartir un breve relato chino
La campanilla
En el siglo X, el eminente monje Fa-Yan dirigía un templo budista donde vivía el honesto monje Tai-Quin, que era despreciado por ser un poco descuidado.
Una vez, después de las oraciones diarias, Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:
– Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?
Todos se quedaron perplejos. Desatar la campanilla del cuello del tigre sería una temeridad. El tigre es un animal muy temido. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para quitarle un cascabel.
Aunque pensaban y pensaban, nadie se atrevía a dar una respuesta válida.
En ese momento entró Tai-Quin, y el eminente religioso repitió la pregunta. El monje respondió:
– La campanilla debe ser desatada por quien la hubiera atado.
Esta frase se convirtió en un proverbio para el pueblo. Por eso en China la gente dice:
– “La campanilla debe ser desatada por quien la ató”
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