En la sección quincenal de Píldoras de inspiración dentro del programa enComunicación entramos en un terreno difícil y doloroso, el del Alzhéimer, en donde se vislumbran algunas luces de esperanza para paliar sus efectos.
Lamentablemente, esta enfermedad nos quita a las personas que queremos, transformándolas en extraños sumergidos en una nebulosa donde no recuerdan nada ni siquiera a sus familiares más próximos. Pero no es bueno quedarse en este estado de ánimo.
En todo esto es posible recuperar una cuota de esperanza a través de los aportes de la ciencia y el humanismo. De hecho, se están realizando múltiples investigaciones científicas en todo el mundo para descubrir el comportamiento de esta enfermedad, sus desencadenantes y cómo frenar y combatir sus efectos.
En muchas de estas investigaciones existen aspectos que coinciden sobre el poder de la música contra los efectos del alzhéimer.
Un grupo de neurocientíficos del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana de Leipzig (Alemania) realizaron un doble experimento con investigadores de varios países europeos, cuya noticia se publicó en diversos medios.
En el cerebro hay una parte, el lóbulo temporal, que es una especie de “discoteca”, donde se gestiona nuestra memoria auditiva, incluyendo las canciones. El problema es que el lóbulo temporal (el habla, la memoria, la lectura, las respuestas emocionales…) es el primero que resulta afectado por esta enfermedad.
Entonces, ¿cómo se puede explicar que muchos enfermos que no recuerdan su nombre o cómo volver a su hogar, sean capaces de reconocer su canción favorita o aquella música que los emocionaba muchos años atrás? O que, en el caso de algunas personas a las que el avance de la enfermedad dejó incapacitadas para articular palabras ¿puedan llegar a tararear temas musicales que eran éxitos de su época?
Estos investigadores descubrieron que el área cerebral que almacena los recuerdos musicales está menos dañada por la enfermedad.
Desde la Fundación Alzheimer España, donde se promueven diversas técnicas entre ellas la musicoterapia, se indica que los recuerdos que más perduran están vinculados a una vivencia emocional intensa. Y la música está muy unida a las emociones… Parecería entonces que el alzhéimer no puede con la Música!
En esta misma línea, recomiendo el documental Alive inside
donde se explican los casos de varias personas de edad avanzada que padecen esta enfermedad. Dan Cohen, un trabajador social, -junto con neurólogos y algunos músicos-, se dio cuenta de que había una manera de reavivar los recuerdos de estas personas a través de la música que escuchaban en un Ipod.
Entre estos casos, está el de un paciente totalmente retraído que vuelve a sentirse vivo gracias a la música que escucha de su juventud. Le ayuda a comunicarse, los ojos le brillan de alegría y vuelve a transmitir las emociones.
Pero lo más importante de esto para mí son las reflexiones de un médico que aparece en este documental donde viene a decir lo fácil y rápido que supone recetar medicamentos que activen o desactiven “botones” de nuestra salud, como elevar la tensión, reducir el azúcar,…pero lo difícil que es medicamente llegar al corazón y al alma del paciente para mejorar su calidad de vida.
El efecto multiplicador de estas investigaciones ha hecho que se implanten este tipo de terapias con música consiguiendo una considerable recuperación de la calidad de vida de los pacientes.
Más allá de la dura y terrible realidad de esta enfermedad, lo maravilloso es saber que grupos de investigadores exploran senderos y puentes para volver a conectarnos con estas personas que la padecen y pueden rescatarlos de su aislamiento y recuperar sus recuerdos más importantes.
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